martes, 1 de septiembre de 2009

EL PERDÓN

Perdonar es extinguir sentimintos que nos hacen daño (recordar el momento mal vivido con uno mismo o con otro u otros) como quien apaga una llama de fuego. En estas emociones de malevolencia existe una vinculación emocional entre el otro y yo. Estos sentimientos adversos son cargas de resistencia, lanzadas mentalmente contra el prójimo. Las cargas (el odio) al ser permanentes forman una cadena que sujeta destructivamente a los dos individuos.
Perdonar es, pues, quebrar esos vínculos y desligarse.
ODIAR -si se me permite la expresión- ES LOCURA. Es como el que almacena un veneno que irá lentamente destruyéndolo por dentro.
¿Quién sufre: el que odia o el que es odiado? Cuántas personas pasan días y noches lanzando mentalmente agresivas cargas emocionales contra una determinada persona, y esta persona ni siquiera se entera; mientras tú te consumes, sombrío y enconado, contra tu prójimo, el otro está bailando feliz en la vida, plenamente desligado de ti. Entonces... ¡VALE PA PENA PERDONAR! ¿para qué sufrir inutilmente? Pues, no tendrás paz hasta que no te decidas perdonar. El día que perdones sentirás un alivio grande.
-De repente insistas en el no perdón porque te cuesta- te digo:
El problema fundamental consiste en separar la atención del recuerdo, de aquella persona o momento vivido. Yo te diría imperativamente tres palabras: déjala, olvídala, deslígate. Es un acto de control mental.
Cuando te llegue el recuerdo de tal individuo o escena bochornosa, no le des importancia, piensa en otra cosa, vuela con tu mente hacia otras direcciones. Este camino es indirecto pero muy eficaz, ya que al mismo tiempo te ayudará a conseguir un progreso dominio mental.
Por la experiencia de la vida sabemos cuánto cuesta perdonar; sabemos también que para ello, más que cualquier otra actitud fraterna, necesitamos del amor verdadero (Dios) porque por gusto no se perdona así nomás. Tampoco por ideas ni por convicciones, ni siquiera por dejar la fiesta en paz... por una persona sí (Jesús)
¿Cómo hacerlo?
Concentrándote. Evoca por la fe la presencia del Señor. Y cuando hayas llegado a un encuentro de intimidad con Cristo, dile: Señor, entra hasta los rincones más profundos de mi ser, asume mi corazón con sus hostilidades y sustitúyelo por el tuyo, perdona tú dentro de mí, quiero sentir por tal persona, amigo(a) o situación de mi vida lo que tú sientes, quiero perdonar todo. Inclusive me quiero perdonar a mí mismo por tales comportamientos....
Así, Jesús te perdona, tú te perdonas, por tanto, perdonas al individuo que te hizo tal o cual bochorno.
Te recuerdo que otra manera de perdonar es comprendiendo, que significa abarcar o rodear por completo una cosa. Comprender a una persona significa medirla, rodearla por completo, analizarla en sí misma lo más objetivamente posible. Sucede que muchas veces vemos al otro a través del prisma de nuestros prejuicios emocionales, antipatías, rivalidades, antiguas historias desagradables... Pues, si yo encuentro que él me perjudicó o me ofendió ¿quién sabe qué le contaron de mí? ¿quién sabe si todo lo hizo bajo el peso de sus fracasos o partir de la tristeza de sentirse poca cosa, o de su estructura congénita? ¡Digno de comprensión y no de aversión!
Cuántas veces sucede que lo que parece orgullo es timidez; lo que parece obstinación es necesidad de afirmación, lo que parece una actitud agresiva es una reacción defensiva o búsqueda de una falsa seguridad. Hay personas que nacieron rencorosas.
Generalmente el tiempo todo lo borra, muchos, después de una riña, se calman y luego se comportan como si nada hibiese sucedido. en cambio, el rencoroso no puede olvidar, lleva el dolor dentro de sí mismo. Es una gran desgracia ser así. Esta persona debe comenzar a entender su naturaleza psíquica ¿qué hacer? ¡Fácil! ejercicios de control mental, desligarse de cualquier recuerdo ingrato. He aquí algunos ejercicios para senerarse:
* Hacerlos lentamente, con tranquilidad y serenidad
* Ojos cerrados o abiertos (fijos en algo)
* Inmovilidad física
* Reducir la actividad mental a lo mínimo
* Respirar suavemente, si te sientes cansado o te agitas.. ¡déjalo! más tarde lo intentas
* Relájate (si la música te ayuda, úsalo)
* Postura cómoda, conscientes
* Deslígate de los recuerdos, ruidos, voces, monos en la cabeza (ideas caseras, fruslerías...)
1.- Ejercicios del vacío
¿Qué se pretende? Sucede que las tensiones don acumulaciones nerviosas, localizadas en los diferentes campos del organismo (el cerebro los produce). Si paramos tal ataque, aquellas cargas energéticas desaparecen.
¿Cómo se practica? Preparación. Siéntete como si tu cabeza estuviera vacía, experimenta como si en todo tu ser no hubiera nada, nada, nada...
2.- Ejercicios de relajamiento
¿Qué se pretende? Pacificar todo el ser, dominio de sí concentración mental. Eliminar las molestias neurálgicas y orgánicas.
¿Cómo se practica? Preparación. Luego recorres todo tu cuerpo, lentamente, parte por parte. Relaja tus músculos, siéntelos pesados, quédate inmóvil...
3.- Ejercicios de concentración
¿Qué se pretende? dos cosas: la facilidad para controlar y dirigir la atención y unificar la interioridad.
¿Cómo se practica? Preparación. Escucha tu cuerpo, el ritmo cardiaco, el riego sanguíneo, los sonidos internos de tu cuerpo, aquellos cercanos y lejanos. Percibe las cosas, busca tu conciencia. Calla, aprende a escuchar.

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