lunes, 16 de noviembre de 2020

SER ES HACER


Espacio y tiempo dan energía.

Donde ser, corresponde al espacio, es algo, cosa, materia, existencia. Y hacer, es el mismo tiempo que se inicia (da energía) desde la materia. Tanto el espacio como el tiempo forman la energía, se mueven, son, viven, existen. Y juntos hacen todo lo que es. Todo lo que es, ocupa un espacio y, dicho ser, ocasiona energía por el tiempo que surge de tal ser. Por eso, ser es hacer; es decir, hacer hace al ser, y el ser hace al hacer, son gemelos simbióticos. Así nosotros, seres vivos somos porque hacemos. Dejamos de ser cuando dejamos de hacer.

viernes, 11 de septiembre de 2020

EL PROYECTO DE VIDA DA SENTIDO A LA VIDA


Los humanos como seres pensantes, conscientes y volitivos, nos movemos y existimos bajo el orden, el cuidado y la planificación. De lo contrario, viviríamos como los animales. ¿Cómo, de qué, para qué vivo yo? Las respuestas resultan la cuestión clave en la vida: vivo para pasarlo lo mejor posible; vivo para ayudar; vivo por vivir; vivo porque todos lo hacen... Esta es la cuestión. ¿Qué proyecto de vida es lo que da sentido a mi vida? Abunda la gente que tiene, como proyecto de vida, pasarlo lo mejor posible. Y hay gente que lo que quieren es ayudar por humanidad o desde la fe. Hay otros que solo subsisten, sobreviven...

Vivir sin un proyecto de vida es como no vivir bien, simplemente se está viviendo sin propósitos alguno, no tiene motivaciones más que pasarla bien, llenar su barriga y no pensar en el mañana, también.

La ventaja de vivir bajo un plan o proyecto de vida, motiva, anima, da sentido a la vida porque uno se levanta con agrado y gusto para alcanzar, poco a poco aquella meta que, dentro del proyecto, se tiene trazado. De tal modo, las acciones realizadas día a día, cobran sentido, y lo que se hace, se hace bien, con agrado. El trabajo cotidiano, los negocios en general, resultan placenteros porque tienen sentido.

Hay proyectos a corto, mediano y lago plazo. El primero, es satisfacer el cuerpo (alimentos, salud, vestido...). El segundo es la vida social (una profesión, trabajo, amistades, diversión). El tercero es lo más extenso y profundo, la familia, la casa, las adversidades de la vida (salud, jubilación, vejez, muerte). Cada etapa tiene su tiempo, el corto plazo es cotidiano, permanente. El mediano plazo es la mitad de la vida, y el de largo plazo es lo más duradero. Las tres etapas se encuentran en el mismo proyecto, en uno mismo. El secreto está en hacerlo realidad.


jueves, 2 de julio de 2020

LUEGO DE TAL O CUAL DESASTRE NATURAL O HUMANO, LA VACUNA CONTRA TAL O CUAL PANDEMIA ¿QUÉ?


LUEGO DE TAL O CUAL DESASTRE NATURAL O HUMANO, LA VACUNA CONTRA TAL O CUAL PANDEMIA ¿QUÉ?

Realmente ¿De qué estamos hechos los seres humanos? ¿No escarmentamos frente a los problemas que nos revelan nuestro ser finitos? Las lecciones que nos traen los desastres naturales (terremotos, huracanes, inundaciones, sequías, incendios, meteoritos…) desastres humanos (guerras, genocidios, corrupción…) y pandemias (pestes, virus, bacterias…) son el recordarnos que somos frágiles, expuestos al misterio que causan daños irreparables y que siempre apostamos tener ya dominadas con las prevenciones. Pero, nos equivocamos y no aprendemos que no solo se puede vivir de la razón, sino, y mucho más, del amor, de la solidaridad, del cariño… Aun así no entendemos, hasta satanizamos todo lo divino del ser humano. Luego de cada desastre en general reaccionamos como si la hubiéramos superado para siempre y ya no fuera a repetirse más. ¿Qué hace que el ser humano vuelva a su vómito? ¿Acaso los caprichos, las vanidades, los placeres que les atribuimos derechos humanos? La naturaleza es la enseñanza más sabia que podemos imitar, pero la forzamos hasta sacarle la vuelta y ella nos responde dándonos donde más nos duele: nuestra fragilidad: la muerte, el dolor, el miedo.

En vez de reconocer nuestra fragilidad, y asumir nuestro ser espiritual, confiamos en el poder de la ciencia. Y la ciencia, por supuesto es admirable y muy necesaria; pero, la idolatramos, ponemos en ella toda nuestra confianza y olvidamos que es característica suya el que cada respuesta que da, suscita una nueva pregunta, y cada problema práctico que resuelve acaba dando a luz un nuevo problema. Este positivismo que nos está destruyendo nos alcanza soluciones pasajeras, y con ella surgen otras necesidades. De tal modo, que el ser humano, hambriento de saber, gozar, mostrarse, a este paso, se va haciendo un harakiri (muerte por "honor") que, algún día, no viviremos para contarlo.

Además de frágiles, somos crueles, ya que nuestra normalidad consiste en ocultar nuestra vulnerabilidad. De las desgracias humanas sacamos réditos personales, ¿y para qué? Por puro placer. Total razón tenía el señor Hobbes al decir “homo homini lupus est”. Y más razón tenía el Señor Jesucristo al decir: “Ama a Dios y ama a tu prójimo”. Y tenía razón el señor Descartes al decir: “cogito ergo sum”. La respuesta a todas estas frases está en lo que Aristóteles dijo: “el justo medio” ser prudentes. Son las virtudes más que las razones quienes nos humanizan. Pongamos en práctica el ser humanos: pensar, amar, servir, crear…


martes, 7 de abril de 2020

COVID-19 DESAFÍA LA CONDUCTA HUMANA


En nuestro Perú, al conocer los casos de personas infectadas por el coronavirus (covid-19), las medidas comenzaron a darse oportuna y firmemente por parte de nuestras autoridades. Se nos recomendó el constante y correcto lavado de manos, una distancia prudente entre personas, el aislamiento social obligatorio y otras disposiciones como paralizar el trabajo fuera de casa, salvo aquellos de atención básica como salud, limpieza, alimentos, combustibles y seguridad.
Como reza el dicho “la costumbre es más fuerte que el amor”, cambiar ciertas conductas humanas e imponer nuevas conductas, nos está costando mucho con la aparición de este virus, que nos exige cambiar o superar costumbres muy fijados en nuestra vida cotidiana. Requiere bastante esfuerzo para hacerlo. Pero, ¡ojo! si no lo hacemos, el coronavirus ganará el desafío.
Esta pandemia, aparte de ser un problema médico, es un problema de conducta humana. Por ello, detener y eliminar la propagación de este virus implica cambiar conductas. Sin embargo, a las personas habitualmente nos cuesta cambiar ciertas conductas. Como por ejemplo: lavarnos las manos con jabón antes de ingerir alimentos, después de utilizar los servicios higiénicos, estornudar cubriéndonos la cara, estar apretujados en los vehículos de transporte masivo, colas en entidades de atención al público, escupir al suelo, auto-medicarnos y, sobre todo, pensar en nosotros mismos y no en los demás (compra compulsiva y acaparador de útiles de higiene y alimentos básicos).
¿Qué conductas humanas son las que debemos desarrollar frente al coronavirus? Para evitar el pánico, tener serenidad; para superar el miedo o mostrar conductas irracionales, estar informado con fuentes confiables. Y lo más saludable es respetar las disposiciones de nuestras autoridades, ayudarnos entre nosotros, colaborar con los miembros de las fuerzas armadas y, en casa, ser creativos para no estar aburridos ni en situación de estrés.
Son estas las situaciones donde la creatividad y la capacidad humana se ponen a prueba para superar esta crisis humanitaria. Los humanos aprendemos de otros permanentemente, por eso, imitemos las buenas conductas, reconozcamos a aquellas personas que dan buen ejemplo ante toda adversidad. No seamos parte del problema, desacatando las normas; sino que seamos parte de la solución, acatando las normas. Porque es mucho mejor encender una vela que maldecir la oscuridad.

miércoles, 4 de marzo de 2020

Qué o quién le da sentido a tu vida

Si recorremos la historia de la humanidad, tan solo 5 mil años atrás, observamos que el sentido de la vida estaba depositada en la trascendencia del mismo ser; es decir, en las divinidades de cada confesión de fe.

Más adelante, con la exigencia del uso de la razón y la lógica de las cosas, son los griegos quienes ven que el sentido de la vida está en el logos. 

Surgen el cristianismo y el islamismo y, para ellos, el sentido de la vida está en Dios. Esta realidad se opaca al inicio de la modernidad (siglo XVI). En todos estos años y siglos, sobre todo en el siglo de las luces, el sentido de la vida está en la ciencia misma (Positivismo). La ciencia todo lo soluciona y, además, es demostrable, medible, predecible... 

Ahora, en la posmodernidad, la ciencia es cuestionada, son los nihilistas quienes todo lo ponen en duda; y cuando las cosas no son claras, entonces surge el individualismo y hedonismo. Todo termina siendo relativo.

Por todo ello, hoy, siglo XXI, el sentido de la vida está deposita no en la fe, no en la ciencia,ni en la tecnología, sino en la misma persona, debido a la desconfianza, por el mal comportamiento de las autoridades, no tenemos referentes ni líderes a quien seguir. El único sentido a la vida es uno mismo, ya no los otros. Pregunta, ¿Qué o quién, ahora, da sentido a la vida, a tu vida?......... A la mía, le da sentido, siempre, mis creencias (fe).

viernes, 3 de enero de 2020

Dios en plena sociedad hedonista, materialista y vulgar


Nosotros, personas racionales, en todo momento asistimos a dos fenómenos contrapuestos. Por un lado buscamos con insistencia la felicidad dentro de las cosas caducas o materialistas; de allí que nos volvemos hedonistas porque solamente satisfacemos los cinco sentidos, que cuando se acaba dicho placer, entonces caemos en el vacío existencial. Por otro lado, buscamos con menos insistencia la paz espiritual en las cosas espirituales (ritos y cultos religiosos, new age, meditaciones, grupos de Zen, mantras…).
El problema no está en que se busque por uno u otro lado la felicidad o la paz porque ambos objetivos no están fuera de nosotros, sino dentro de nosotros. Lo que debemos hacer es buscar las herramientas precisas para sacar de lo más hondo de nuestro ser racionales aquello que llamamos realización plena y sentido de la vida. Agustín de Hipona (obispo del siglo V) ha buscado a Dios fuera de sí, en las cosas, ideas o formas de vida hedonista e individualista, y nada. Pero, luego de una metanoia ha dejado de buscar a cambio de  dejarse encontrar por Dios. Esto quiere decir que, como la mariposa, para dejar que se pose en nuestras manos, no debemos movernos porque la asustamos, sino estar en quietud atenta para que ella se pose y bata sus alas en nuestras manos. Un gran desafío, pues así Dios no es solo consuelo sino, sobre todo, desafío.
Por lo tanto, la indiscutible mentira de nuestro ego, materialista y vulgar no excluye la absoluta dignidad de nuestro yo hechos a imagen y semejanza de Dios. De este modo, ética y mística se requieren mutuamente hoy en día. Necesitamos del cuerpo para alcanzar el espíritu. Así que busca a Dios desde la materia, pero no te quedes en ella, trasciende tus acciones. Y en ese recorrido hallarás la felicidad y la paz soñadas.