(Adaptado desde José María
Castillo: Importancia del Silencio, en www.feadulta.com)
Nos damos cuenta que en los
pasillos de los centros médicos vemos muy a menudo un aviso de una enfermera
pidiéndonos guardar silencio, pues Florence Nightingale, pionera de la
enfermería moderna, dijo que “el ruido
innecesario es la falta de atención más cruel que se le puede infligir a una
persona, ya esté sana o enferma”. Ahora la neurociencia ha confirmado que
nuestro cerebro necesita el silencio casi tanto como nuestros pulmones el
oxígeno. Porque…
…El silencio contribuye a regenerar el cerebro. Hasta hace poco se
pensaba que las neuronas no podían regenerarse y que nuestro cerebro estaba
condenado a un declive progresivo e inexorable. Sin embargo, con el
descubrimiento de la neurogénesis todo ha cambiado, y ahora los
neurocientíficos se centran en descubrir qué puede promover la regeneración neuronal.
Ellos comprobaron que en el cerebro de los ratones que se quedaban en silencio
durante dos horas cada día crecían nuevas células en el hipocampo, la región
del cerebro relacionada con la memoria, las emociones y el aprendizaje. Por
tanto, reservar algunos minutos al día para estar en completo silencio podría
ser muy beneficioso para nuestro cerebro, ayudándonos a conservar la memoria y
a ser más flexibles ante los cambios.
…El silencio permite que el cerebro le dé sentido a la información. Nuestro
cerebro tiene una “red por defecto” que se activa cuando estamos descansando.
Esa red se encarga de evaluar las situaciones e información a la que nos hemos
expuesto a lo largo del día y las integra en nuestra memoria o las descarta si
son irrelevantes. También es la principal responsable de los destellos de
genialidad ya que se encarga de ir atando cabos y buscar soluciones a los
problemas. Recientemente, investigadores de la Universidad de Harvard
descubrieron que esa red se activa de forma especial cuando reflexionamos sobre
nosotros mismos, por lo que sería esencial para reafirmar nuestra identidad.
Estos investigadores también apreciaron que la red por defecto se activa cuando
estamos en silencio y con los ojos cerrados ya que cualquier estímulo del medio
que nos distraiga la “apagaría”.
…El silencio es el mejor antídoto contra el estrés. El ruido
provoca una activación de la amígdala, la cual responde estimulando la
producción de hormonas como la adrenalina y el cortisol, que incrementan
nuestro nivel de estrés. Por eso, no es extraño que los niños que viven en
zonas cercanas a los aeropuertos, donde hay mucho ruido, son más vulnerables al
estrés. De hecho, estos niños tenían una presión arterial más alta y niveles
más elevados de cortisol. Afortunadamente, el silencio tiene el efecto opuesto
en nuestro cerebro. Mientras el ruido causa tensión y estrés, el silencio tiene
un efecto sanador y relajante. Así lo comprobaron investigadores de la
Universidad de Pavia, quienes descubrieron que tan solo dos minutos en silencio
absoluto son más beneficiosos que escuchar música relajante y provocan una
mayor disminución de la presión sanguínea.
Por tanto, ahora que lo sé, yo
disfruto, adoro el silencio, pero un silencio habitado, no muerto. Mi cerebro, mi
cuerpo y mi mente me agradecen por procurar hacer silencio. Y tú, ¿haces
silencio?