viernes, 9 de febrero de 2018

Mirar los celos con recelos

Hoy en día debemos mirar los celos con recelos.

Los celos no son señales de amor, sino de control. Un estudio de la Universidad de Pisa afirma que los celos se producen por bajos niveles de serotonina en la sangre, un neurotransmisor que modera la ira o la tristeza, lo que produce actitudes y conductas frecuentemente violentas. Los celos se inician por desconfianza en lo que hace la pareja a lo largo del día. Las cifras de feminicidios en los últimos años son importantes de analizar. Según cifras del Observatorio de Criminalidad del Ministerio Público, el 77% de los crímenes contra la pareja ocurridos entre 2010 y 2017 fueron motivados, principalmente, por los celos. La señal de alerta es el secuestro o aislamiento emocional.

Los celos pueden ser clasificados:

Reactivos: cuando una actitud o comportamiento de la pareja lastima la relación. No crean paranoia ni ansiedad. Cuando mira de forma especial a alguien más. Son esporádicos, se solucionan con conversación.

Territoriales o ansiosos: cuando una persona se imagina que la pareja se irá con el primer individuo que pase. Crean desconfianza y paranoia. Ansiedad de que en cualquier parte hay peligro.

Posesivos: los más tóxicos, pueden llevar a situaciones de violencia. Creen que su pareja les pertenece. Limita su comportamiento a estar junto a su pareja. Controla desde la forma de vestir, mirar y a dónde ir.

Los celos desmedidos están vinculados a un trastorno paranoide de la personalidad, además de psicosis con ideas delirantes. Optar por una orientación psicológica es primordial. Ya lo decía Camilo Sesto, sentir celos es “un sufrimiento que te quema a fuego lento”. Lo mejor es aprender a amar bien y no pintar con amor lo que realmente es violencia. Por eso, mirar los celos con recelos.