En el siglo pasado, pensadores, filósofos, poetas, hasta teólogos indicaron que se aproximaba una era absolutamente individualista en la cual la familia sería afectada.
Ahora bien, para que exista una familia, primeramente hablamos de una pareja matrimonial, y para que suceda el consorte, es el amor el vínculo inicial, un amor compartido, donde la donación al otro resulta la fuente firme y sólida para su prolongación. Empero, como el individualismo cunda, entonces, tal amor tiene un tinte egoísta. De allí que no perduran las relaciones amorosas con vistas al altar. Son fugaces, meramente placenteros. Falta compromiso.
Creo que gran parte de los fracasos conyugales se originan en este punto, a saber: decidir un matrimonio sin haber discernido claramente si ese proyecto me realiza a mí y a mi pareja en un nosotros. Porque parece bastante claro que no es suficiente sentir atracción hacia alguien para asumir todas las consecuencias que tal convivencia trae consigo.
Hoy en día (2015) la era de la tecnología y las redes sociales están revolucionando nuestras relaciones humanas. Hasta en los hogares tradicionales, en la hora del convite se encuentra encendida la "diosa televisión", los hijos comen con sus audífonos y los smartphone en la mano. Estamos frente a frente, pero lejos de nuestros gustos o preferencias como personas, como familia. El individualismo está matando a la familia. Posible solución, crear App para generar conversa face to face, y no solo virtual. ¿Ya hay?