Siempre es tiempo de volar

VOLAR SOBRE EL PANTANO
Parque Miraflores-Lima
Si sientes que la vida no tiene sentido, que los problemas te están acabando, memoriza esta parábola: "Un pájaro que vivía resignado en un árbol podrido en medio del pantano, se había acostumbrado a estar ahí, comía gusanos del fango y se hallaba siempre sucio por el pestilente lodo. Sus alas estaban inutilizadas por el peso de la mugre hasta que cierto día un gran ventarrón destruyó su guarida; el árbol podrido fue tragado por el cieno y él se dio cuenta que iba a morir. En un deseo repentino de salvarse comenzó a aletear con fuerza para emprender el vuelo, le costó mucho trabajo porque había olvidado cómo volar, pero enfrentó el dolor del entumecimiento hasta que logró levantarse y cruzar el ancho cielo, llegando finalmente a un bosque fértil y hermoso".
Los problemas son como el ventarrón que ha destruido tu guarida y te están obligando a elevar el vuelo... o a morir... Nunca es tarde. No importa lo que se haya vivido, no importa los errores que se hayan cometido, no importa las oportunidades que se hayan dejado pasar, no importa la edad, siempre estamos a tiempo para decir basta, para oír la llamada que tenemos de buscar la perfección, para sacudirnos el cieno y volar alto y muy lejos del pantano. Siempre hay tiempo, siempre hay oportunidades, todo es cuestión personal. Esta reflexión existencial invita a la transformación interior frente al sufrimiento. Volar como despertar del ser

El pantano como símbolo de la resignación

  • El árbol podrido representa una vida estancada, sostenida por costumbres dañinas, rutinas sin sentido o creencias limitantes.

  • El pájaro, habituado al lodo y al fango, refleja al ser humano que ha olvidado su capacidad de trascender, atrapado en la comodidad del sufrimiento conocido.

Existencialmente, este estado es el “olvido del ser” del que hablaba Heidegger: vivir sin autenticidad, sin cuestionar el porqué de nuestra existencia.

El ventarrón como crisis reveladora

  • La destrucción del árbol es una metáfora de las crisis que nos sacuden: enfermedad, pérdida, fracaso, vacío espiritual.

  • En lugar de ser solo destructivas, estas experiencias pueden ser catalizadoras del despertar, obligándonos a elegir entre hundirnos o elevarnos.

Sartre diría que en ese momento descubrimos nuestra libertad radical: no estamos determinados por el pasado, sino por lo que decidimos hacer ahora.

El vuelo como acto de libertad y autenticidad

  • El pájaro, al recordar cómo volar, encarna el proceso de reconexión con la propia esencia. Volar es volver a ser.

  • El dolor del entumecimiento es el precio de la transformación: salir del pantano exige esfuerzo, renuncia y fe en lo que aún no se ve.

Kierkegaard lo llamaría “el salto de fe”: atreverse a vivir desde la posibilidad, no desde la desesperación.

El bosque fértil como plenitud

  • El destino del vuelo no es solo escapar del pantano, sino llegar a un lugar fértil: una vida con sentido, belleza, comunión.

  • No es una utopía, sino una posibilidad real que se alcanza al asumir la responsabilidad de existir con conciencia.

En términos de Viktor Frankl, el bosque es el “sentido” que da dirección al sufrimiento y convierte la vida en misión.

Siempre es tiempo de volar, nunca es tarde para despertar, para sacudirnos el lodo de la resignación y elegir vivir con autenticidad. El pantano no es el destino, sino el punto de partida. Volar es posible, incluso cuando hemos olvidado cómo hacerlo.


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