Es increíble ver la expresión de sus ojos cuando
reciben tal veredicto. Están las que piensan: “¿Cómo es posible que un sacerdote
se despache alegremente con una sugerencia tan poco científica?” Y también
están las que, escandalizadas, se despiden y no vuelven nunca más… A las
personas que deciden quedarse y no salen espantadas por el consejo, les doy la
siguiente definición: Amante es “lo que nos apasiona”, lo que ocupa nuestro
pensamiento antes de quedarnos dormidos y es también quien, a veces, no nos deja dormir. Nuestro amante es lo que
nos vuelve distraídos frente al entorno. Lo que nos deja saber que la vida
tiene motivación y sentido. A veces, a nuestro amante lo encontramos en nuestra
pareja, en otros casos en alguien que no es nuestra pareja. También solemos
hallarlo en la investigación científica, en la literatura, en la música, en la
política, en el deporte, en el trabajo cuando es vocacional, en la necesidad de
trascender espiritualmente, en la amistad, en la buena mesa, en el estudio, o
en el obsesivo placer de un hobby… En fin, es “alguien” o “algo” que nos pone
de “novio con la vida” y nos aparta del triste destino depresivo. Y la mejor
receta para salir del letargo existencial es buscarse un amante. Sé tú también
un amante y un protagonista… de la vida. La psicología, después de estudiar
mucho sobre el tema, descubrió algo trascendental: Para estar contento, activo
y sentirte feliz, hay que estar de novio con la vida: ¡HAY QUE BUSCARSE UN
AMANTE!
Amante es quien ama; y quien ama está feliz, hace el
bien y supera todo por el amor que tiene. Vive apasionado por su “amor”, ya que
le da sentido a su vida, le provoca hacer cosas grandes, lindas y seductoras.
Quien ama no puede hacer daño porque se contradice si lo hace ya que del amor
solo brota la alegría, la felicidad, la energía de vivir bien. ¿Qué te apasiona
en la vida? ¿Amas lo que haces? ¿Amas lo que eres? ¿Tienes un amante? ¿O te da
miedo amar y ser amado? ¿Qué amas? ¿Qué quieres? ¿Qué buscas?.... Y si no
quieres amar, por lo menos déjate amar.