martes, 18 de agosto de 2015

AMAR SIN POSESIONES NI ATADURAS

Eran dos amigos inseparables. Juntos, un día, conocieron a una bellísima bailarina. Era una mujer amable y fascinante. Ambos amigos la amaban y estaban encantados con ella. Pasaron unas semanas, y uno de los amigos le dijo al otro:
-Me ha empezado a atormentar la idea de que un día podamos quedarnos sin ella.
-Antes o después, todos nos quedamos sin todo –repuso con ecuanimidad el otro amigo.
Transcurrieron los meses. Y llegó un día en que la hermosa bailarina les comunicó que debía ir de gira por otros países. La bailarina se despidió de los dos hombres y partió. Entonces, uno de los amigos dijo:
-¿Te das cuenta? Estaba atormentado porque un día la perdiésemos y así ha sido. Ahora estoy verdaderamente desolado. No podré vivir sin ella. ¿Y tú, cómo te sientes? El amigo ecuánime repuso:
-Maravillosamente, muy sereno.
-¿Cómo es posible? Acabas de perder una mujer maravillosa.

-Razona conmigo. Antes de que ella apareciera en mi vida, yo me sentía bien. Ella fue como un regalo de la vida. Vino y la disfruté intensamente. Mientras estuvo aquí, ni un solo instante dejé de sentirla en lo profundo de mí. Ella ha partido y yo vuelvo a estar como antes de que ella viniera. Vuelvo a sentirme bien. Bien estaba antes de que viniera,  bien estaba mientras ella se hallaba aquí, bien estoy ahora que ha partido. Si estoy bien conmigo mismo, ¿podría ser de otro modo? La vida la trajo, la vida se la llevó. El maestro dice: “todo lo adquirido puede perderse. A todo encuentro debe seguir la separación. Solo lo que hayamos cultivado en nuestro mundo interior nos pertenece.