sábado, 13 de octubre de 2012

Comunicarse con amor

Alguna vez escuché a alguien decir que el 90% de nuestros problemas provienen de una mala comunicación y aunque de pronto se me hizo exagerado, con el paso del tiempo me he dado cuenta de que el porcentaje se queda corto. Recuerdo una vez que me tocó atender una pareja que quería resolver sus problemas matrimoniales, una vez que habíamos iniciado la entrevista les pedí que me platicaran cuál era el problema fundamental; era imposible escucharlos, se interrumpían, se contradecían y confrontaban en cada una de sus intervenciones; después de unos minutos me di cuenta de que en la raíz de sus problemas estaba la incapacidad para comunicarse adecuadamente, lamentablemente ellos lo hicieron después de muchos años de matrimonio.

Comunicarse es imprescindible para el ser humano, más aún, no puede dejar de hacerlo, hasta el que se queda callado nos dice muchas cosas con su silencio. En cualquier lugar, ya sea en la casa, el trabajo, la escuela, la calle y a cualquier hora del día, siempre estamos comunicando.

Pero la cuestión es ¿sabemos comunicarnos?, ¿sabemos decir lo que queremos de manera clara y precisa?, ¿realmente escuchamos lo que el otro nos quiere decir, o tratamos de interpretar o suponer a nuestra manera? Está claramente comprobado que una gran mayoría de nuestros problemas diarios se originan por falta de una comunicación eficaz. Simplemente piensa en la calidad de tus relaciones interpersonales y piensa también en tu capacidad para comunicarte; te darás cuenta que tu estilo de comunicación ha condicionado tu manera de relacionarte y que la gran mayoría de los conflictos que has tenido, están relacionados con problemas para comunicarse.

Para una persona que aspira a llevar una vida plena es fundamental aprender a comunicarse eficientemente, así que si quieres pertenecer a este grupo de personas toma nota de las siguientes tres recomendaciones:

1. APRENDER A ESCUCHAR

Hay que saber escuchar con la cabeza y el corazón. Escuchar con la cabeza puede ser bueno para entender lo que se nos está diciendo, pero sin lugar a dudas, escuchar con el corazón nos ayudará a entender lo que al otro le cuesta decir. Aprender a escuchar empieza por aprender a callar, empieza en aprender a aplacar ese impulso egoísta que cree que lo realmente importante es lo propio y no lo ajeno. Creo que es tan importante saber escuchar que por algo Dios nos puso dos orejas y una sola boca. Aprender a escuchar es tan importante, que debería ser nuestra primera preocupación, incluso antes que aprender a decir.

2. APRENDER A DECIR

Cuando queremos comunicarnos, no sólo nuestras palabras hablan, también lo hacen nuestros gestos, nuestras conductas, nuestro tono de voz, nuestras manos, todo nuestro cuerpo, nuestra manera de vestir… nos comunicamos con todo lo que somos y tenemos. Por eso, hay que aprender a ser congruentes en nuestra manera de decir las cosas, imagina a alguien que te dice: “estoy súper contento”, pero lo dice tan lento y suave que apenas y lo escuchas, su mirada es baja, ni siquiera te mira… ¿le creerías? Aprender a decir tiene que ver también con saber utilizar las palabras correctas, en el lugar apropiado, en el momento preciso, de la manera adecuada y con la persona indicada. No cabe duda que comunicarse efectivamente es todo un arte.

3. COMUNICAR CON AMOR

Aprender a decir y aprender a escuchar no es suficiente, es necesario saber comunicarse con amor. Con frecuencia ensuciamos nuestra escucha y nuestra habla con intenciones egoístas, por ejemplo, cuando somos muy lógicos en nuestra manera de hablar, pero en el fondo queremos convencer al otro de que piense como nosotros, porque no somos capaces de aceptar una opinión distinta. O cuando nos hablan y fingimos que escuchamos pero ya creemos saber lo que el otro dirá, así que diga lo que diga interpretaremos lo que queremos.

La verdadera comunicación debe estar limpia de este tipo de vicios, debe ser en sí misma un acto de amor, piensa que en ella estás entregándote a ti mismo a través de tus palabras y de alguna manera estás recibiendo al otro a través de tu escucha; por una parte se trata de revelarse a los demás tal cual somos en cada palabra, gesto o conducta; y por otra parte, se trata de aceptar lo que el otro es y recibirlo sin juicios ni prejuicios.

Por eso, antes de comunicarte asegúrate de estar bien conectado con la cabeza y el corazón, elige el lugar, el tiempo, la persona, los gestos, las palabras y la manera adecuada para expresarte, revisa tus oídos y límpialos de todo prejuicio e interpretación; y finalmente, aprende a comunicarte con amor. El día que lo hagamos seguramente nos habremos acercado a la manera como hablaba, escuchaba, sentía y miraba el mismo Jesús.

jueves, 12 de julio de 2012

Lecciones de gallo

El gallo de pelea
Era un entrenador de gallos de pelea. Estaba entrenando un ave magnífica. El propietario no hacía más que preguntar si el ave estaba preparada para combatir. "Aún no", dijo el entrenador. "Está llena de fuego, dispuesta a pelear con cualquier otra ave. Es vanidosa y confía en su propia fuerza." Diez días más tarde, contestó de nuevo: "Aún no. Explota en cuanto oye cantar a otra ave." Diez días más tarde: "Aún no. Todavía se le pone ese gesto iracundo e hincha las plumas". De nuevo, diez días, el entrenador dijo: "Ahora ya está casi listo porque cuando canta otro gallo, sus ojos ni siquiera parpadean, se mantiene inmóvil como un gallo de madera. Es un luchador maduro. Las demás aves lo mirarán una sola vez y echarán correr".
Qué importante saber esperar la oportunidad que la vida nos da conforme es nuestra naturaleza. Y nosotros, los humanos, somos: mente, sociedad, espíritu, biología y ecología.

Asume con agrado y valentía tu elección de vida

Toda opción de vida tiene un aspecto positivo (una forma de realización personal) y otro negativo (la renuncia a otras formas posibles de realización personal). Ahora bien, si ASUMES con valentía y decisión tu opción, entonces hay realización y no renuncia. Así, "a mayor realización menos peso de la renuncia". "Menos realización, más peso de la renuncia". De este modo, lo que debe preocupar más no es no poder ser otra realidad, sino, no realizarse con la elección asumida.

Por tanto, ASUME TU RESPONSABILIDAD, ASUME TU ELECCIÓN, ASUME TU REALIZACIÓN.

viernes, 3 de febrero de 2012

Teoría de las ventanas rotas


TEORÍA DE LAS VENTANAS ROTAS

En 1969, en la Universidad de Stanford (EEUU), el Prof. Philip Zimbardo realizó un experimento de psicología social. Dejó dos autos abandonados en la calle, dos autos idénticos, la misma marca, modelo y hasta color. Uno lo dejó en el Bronx, por entonces una zona pobre y conflictiva de Nueva York y el otro en Palo Alto, una zona rica y tranquila de California. Dos autos idénticos abandonados, dos barrios con poblaciones muy diferentes y un equipo de especialistas en psicología social estudiando las conductas de la gente en cada sitio.
  
Resultó que el auto abandonado en el Bronx comenzó a ser vandalizado en pocas horas. Perdió las llantas, el motor, los espejos, el radio, etc. Todo lo aprovechable se lo llevaron, y lo que no, lo destruyeron. En cambio el auto abandonado en Palo Alto se mantuvo intacto.
  
Es común atribuir a la pobreza las causas del delito. Atribución en la que coinciden las posiciones ideológicas más conservadoras, (de derecha y de izquierda). Sin embargo, el experimento en cuestión no finalizó ahí, cuando el auto abandonado en el Bronx ya estaba deshecho y el de Palo Alto llevaba una semana impecable, los investigadores decidieron romper un vidrio del automóvil de Palo Alto, California. El resultado fue que se desató el mismo proceso que en el Bronx de Nueva York y el robo, la violencia y el vandalismo redujeron el vehículo al mismo estado que el del barrio pobre.
  
¿Por qué el vidrio roto en el auto abandonado en un vecindario supuestamente seguro es capaz de disparar todo un proceso delictivo? No se trata de pobreza. Evidentemente es algo que tiene que ver con la psicología, el comportamiento humano y con las relaciones sociales.

Un vidrio roto en un auto abandonado transmite una idea de deterioro, de desinterés, de despreocupación que va rompiendo códigos de convivencia, como de ausencia de ley, de normas, de reglas, como que todo vale nada. Cada nuevo ataque que sufre el auto reafirma y multiplica esa idea, hasta que la escalada de actos, cada vez peores, se vuelve incontenible, desembocando en una violencia irracional.

La 'teoría de las ventanas rotas' nos señala que, desde un punto de vista criminológico, el delito es mayor en las zonas donde el descuido, la suciedad, el desorden y el maltrato son mayores. La respuesta de los estudiosos fue más contundente aun, indicando que; ante el descuido y el desorden crecen muchos males sociales y se degenera el entorno.

Tan solo vea un ejemplo en casa, si un padre de familia deja que su casa tenga algunos desperfectos, como falta de pintura de las paredes en mal estado, malos hábitos de limpieza, malos hábitos alimenticios, malas palabras, falta de respeto entre los miembros del núcleo familiar, etc., etc., etc., entonces poco a poco se caerá en un descuido de las relaciones interpersonales de los familiares y comenzarán a crear malas relaciones con la sociedad en general

Esa puede ser una hipótesis de la descomposición de la sociedad, la falta de apego a los valores universales, la falta de respeto de la sociedad entre sí, y hacia las autoridades (extorsión y soborno) y viceversa, la corrupción en todos los niveles, la falta de educación y formación de cultura urbana, la falta de oportunidades ha generado un país con ventanas rotas, con muchas ventanas rotas y nadie parece estar dispuesto a repararlas.

La teoría de las ventanas rotas fue  aplicada por primera vez a mediados de la década de los 80 en el metro de Nueva York, el cual se había convertido en el punto más peligroso de la ciudad. Se comenzó por combatir las pequeñas transgresiones: graffitis deteriorando el  lugar, suciedad de las estaciones, ebriedad entre el público, evasiones del pago del pasaje, pequeños robos y desórdenes. Los resultados fueron evidentes.. Comenzando por lo pequeño se logró hacer del metro un lugar seguro.

Posteriormente, en 1994, Rudolph Giuliani, alcalde de Nueva York, basado en la teoría de las ventanas rotas y en la experiencia del metro, impulsó una política de 'tolerancia cero'.
La estrategia consistía en crear  comunidades limpias y ordenadas, no permitiendo transgresiones a la ley y a las normas de convivencia urbana. El resultado práctico fue un enorme abatimiento de todos los índices criminales de la ciudad de Nueva York.

La expresión 'tolerancia cero' suena a una especie de solución autoritaria y represiva, pero su concepto principal es más bien la prevención y  promoción de condiciones sociales de seguridad. No se trata de linchar al  delincuente, ni de la prepotencia de la policía; de hecho, respecto de los  abusos de autoridad, debe también aplicarse la tolerancia cero. No es  tolerancia cero frente a la persona que comete el delito, sino tolerancia cero frente al delito mismo. Se trata de crear comunidades limpias, ordenadas, respetuosas de la ley y de los códigos básicos de la convivencia social humana.     

Es bueno volver a leer esta teoría y de paso difundirla.