domingo, 19 de septiembre de 2010

¿Condenados a ser libres?

Esta frase fue acuñada por el filósofo francés Jean Paul Sartre (1905-1980): "El hombre está condenado a ser libre". ¿Qué quiso decir? En todo lugar y tiempo, el hombre está "obligado" a hacerse, a realizarse, a alcanzar lo que quiere, lo que busca, lo que sueña... no tiene alternativa, de lo contrario se queda, se muere en vida, se vuelve improductivo, inutil, es una carga para la famlilia, para la sociedad, para El Estado,; y todo porque el hombre es libre. Y ese ser libre porque siempre debe elegir, siempre debe tomar opciones (levantarse, comer, limpiar, caminar, viajar, trabajar, aceptar, rechazar, hablar, preguntar, responder, averiguar, callar, opinar...) El ser del hombre es su "hacerse" a sí mismo. Por eso nadie llega a ser nada que no haya elegido ser. No valen las excusas, recurrir a ellas es de mala fe, es presentar lo querido como inevitable, es pretender acomodarse al modo de ser propio de las cosas y no al de las conciencias. Siempre queda una opción, aunque más no sea el suicidio. Por tales razones, la expresión "condenado" hace referencia a nuestra opción sí o sí de vivir, de elegir a diario lo que seremos mañana, no tenemos otra salida, inclusive, como creyentes, debemos elegir a diario creer en Dios, amar a Dios, confiar en Dios...

Un ejemplo:
Un amigo -Fernando- siempre estaba de buen humor y siempre tenía algo positivo que decir. Cuando alguien le preguntaba cómo le iba, él respondía: "gracias a Dios, de maravilla". Si un amigo tenía un mal día, Fernando estaba ahí para hacerle ver el lado positivo de la situación. Ver este estilo me causó realmente curiosidad, así es que un día fui a buscarle y le pregunté: "no lo entiendo... ¿cómo lo haces?" Él me respondío: "Cada mañana me despierto y oro; luego una voz me dice: "Fernando, tienes dos opciones hoy, puedes escoger estar de buen humor o puedes escoger estar de mal humor. Escoge estar de buen humor, desde lo alto te ayudaré"... Y es así que, cada vez que sucede algo malo puedo escoger entre ser una víctima o aprender de ello. Escojo (decido) aprender de ello. Cada vez que alguien viene a mí para quejarse, puedo contagiarme de su murmuración o puedo señalarle el lado positivo de la vida. Escojo enseñarle el lado positivo de la vida..." Pero no puede ser tan fácil -protesté- Sí lo es -dijo Fernando- todo en la vida es acerca de elecciones, decisiones, porque somos libres, y solo una persona libre es capaz de elegir... Cuando quitas todo lo demás, cada situación es una elección. Tú eliges cómo reaccionas a cada situación, tú eliges cómo la gente afectará tu estado de ánimo, tú eliges estar de buen humor o de mal humor. En resumen, TÚ ELIGES, A DIARIO, A CADA MOMENTO, CÓMO VIVIR LA VIDA, CÓMO VIVIR CADA SITUACIÓN QUE SE TE PRESENTA. No puedes culpar a otros por tu mala cara, no puedes culpar a otros por estar gruñendo... grrrr....
Varios años más tarde, me enteré de que a Fernando le habían asaltado gravemente unos bandidos, disparándole unas balas en el cuerpo. Fue llevado de emergencia a una clínica; después de 8 horas de cirugía y meses de terapia intensiva, Fernando fue dado de alta aún con resagos de la bala alojada en su columna. Poco después me encontré con él y cuando le pregunté cómo estaba, me respondió: "Gracias a Dios, de maravilla" ¿No sentiste miedo? -le pregunté- Fernando continuó: "cuando me llevaron al quirófano y vi las expresiones de las caras de los médicos y enfermeras, realmente me asusté... podía leer en sus ojos 'es hombre muerto'. ¡Claro que tenía miedo, mucho miedo! no quería morir, no me sentía preparado para morir y sabía que yo no tenía el poder de decidir si me iba a morir o no. Me puse a orar como nunca antes había orado en toda mi vida, avergonzado de mí mismo imploré a Dios misericordia por mis muchos pecados, estos pecados que nadie más ve, sino solo Dios y uno mismo, y luego me invadió un calor y una confianza tan intensa que no tengo palabras para describirlo, vi una luz brillante que no me hacía daño, me acariciaba y envolvía y me mostró un "espacio" de las hermosuras celestiales y entonces me preguntó: '¿quiéres venir conmigo a tu morada celestial o prefieres volver a tu cuerpo mortal por un tiempo más?' Sentía tanta paz que no quería nada ya de este viejo mundo; pero luego pensé en mis hijos, mi esposa, en mi familia, mis padres, hermanos...y lo difícil que sería para ellos seguir adelante sin mí... y aquí estoy. Estoy feliz, porque tengo una oportunidad para amar. Ya no temo a la muerte y sé adónde iré algún día. Y para terminar lo de la clínica, uno de los médicos me preguntó si era alérgico a algo, y respirando profundo le dije: 'sí, a las balas' Y mientras se reían les dije: "Estoy escogiendo vivir... opérenme como estoy, vivo, y no muerto".

¡QUÉ TAL ELECCIÓN! ¡Qué magnífica condena tenemos los seres humanos: ser libres!
Cada día tenemos la elección de vivir plenamente. Sólo se frustran aquellos que dejan de ver el lado positivo de la vida. Toda nuestra suerte se juega en la vida presente, soñar con otras existencias en las que uno podría rescatarse es huir de su responsabilidad.
(Dt. 30, 15.19) "Mira, en este día pongo ante ti el bien y la vida, por una parte, y por la otra, el mal y la muerte.... te puse delante la vida o la muerte, la bendición o la maldición. Escoge, pues, la vida para que vivas tú y tu descendencia".

sábado, 9 de enero de 2010

El amor cristiano nos envía

INTRODUCCIÓN


Jesucristo, durante sus tres años de vida pública, puso las bases de su comunidad. Él reunió a los primeros discípulos y les dio la gran responsabilidad a su misión: "Anunciar el reino de Dios" (Mc 3, 13-16). Es decir, anunciar a Jesucristo resucitado, fuente de agua viva, centro de nuestra comunidad, luz de vida, verdad única y eterna... en fin, hizo de todos los que le siguieron un pueblo de testigos (Jn 15, 16); 2010 años después somos nosotros quienes recibimos tales testimonios y nos hacemos testigos vivos de Jesucristo, quien vive en cada corazón libre y dispuesto en continuar hacia el encuentro del esperado Reino de Dios (paz, libertad, justicia, hermanadad, felicidad).


Hoy en día, este pueblo (tú, yo, él, ellos(as)), animado por la Palabra y la Eucaristía, dentro de la comunión eclesial, se pone en camino para testimoniar su fe, su experiencia de encuentro con el Espíritu de Cristo vivo y resucitado, no como una historia o biografía de Jesús o de la Iglesia, sino como un testimonio de la obra del Espíritu Santo, en vista de que la Iglesia está enraizada en la experiencia y en la tradición de la fe de todos los que nos precedieron (santos y doctores de la Iglesia, cuántos consagrados, religiosos(a), laicos, algunos mostrándose, otros desde su silencio).


Nos dice el Señor: "recibirán la fuerza del Espíritu Santo... y serán mis testigos" (Hch 1,8). Es ahora, tras haber participado de retiros, cursos, charlas, jornadas de oración, meditación dentro de nuestras comunidades parroquiales, etc., donde nos encontramos dispuestos a vivir, testimoniar, engrandecer todo aquello que hemos contemplado. Salgamos como la primera comunidad, tras el Pentecostés, se llenaron de fuerzas (ganas, ánimos, valentía, creatividad...) (Hch 2, 1-4)

VOLVER A LAS FUENTES
Cada vez que nos falten las fuerzas para continuar en el camino de la vida, recurramos a nuestra experiencia fundante, a aquel momento cuando vimos. contemplamos, gozamos o nos comprometimos con una causa o proyecto noble y justo (el flechazo). Desde allí veamos el hoy, superemos las adversidades, respiremos profundamente y volvamos a decir sí, sí Señor, aquí estoy para hacer tu voluntad. Porque todo aquel que edificó su casa sobre roca, no hay tormenta que la derrumbe. Otra manera de retomar a las fuentes en esos días grises, es nuestra maravillosa Eucaristía, aquel misterio y milagro de vida que nos reconforta y anima a seguir adelante. Le sigue la Palabra de Dios (Biblia) que nos da palabras de aliento, desde donde nuestro amado Señor nos habla. También puede ser si los argumentos son insuficientes, recurrir a la tradición vida de la Iglesia, a los escritos de los santos padres, al Magisterio... en fin, a todo aquel momento que nos habla de Dios, que nos anima y motiva a seguir siendo testigos de Jesucristo ya dentro del matrimonio, de la vida consagrada o de soltería. Siempre estamos dispuestos a ser la "sal de la tierra" (Mt 5,13).
EL AMOR, CLAVE DE TODO CRISTIANO COMPROMETIDO
Dante, en la Divina Comedia, dice que el amor mueve al sol y a las estrellas. Para San Agustín, el amor es la fuerza gravitacional del alma, en su fuerza motríz, decía: "lo que es el peso para los cuerpos, eso es el amor para las almas... Mi amor es mi peso..." Según esto, "¿quiéres saber cómo es tu amor? Mira a dónde te lleva. Cada cual es lo que es su amor".
Así pues, el amor es la energía del alma, la fuerza que la hace vivir, luchar y vencer. Todo lo bueno que se realiza, se realiza por la fuerza del amor. Cuanto más grande sea el amor, más grandes serán las obras que se realicen por sencillas que estas sean. El amor nos da alas para volar hacia Dios, no se contenta con las cosas de la tierra sino que aspira siempre a lo trascendental. Por eso, para amar de verdad necesitamos tener a Dios en el corazón... (seguiré escribiendo)